viernes, 31 de octubre de 2008

Vlillagarcía 05/08 21.1Km




Villagarcía se rinde ante la marea Baobab




Si en la Vig-Bay el equipo baobab dio una lección de pundonor y coraje, esta vez, el 15 de mayo en Villagarcía, lo que ha dado es una clase magistral de estrategia.

Nuestro Presidente, Daniel, decidió salir a por las medallas y con decisión lanzó a nuestro mejor baobab: Marcos.



Mientras tanto, él mismo controlaba la carrera desde unos cómodos 4:08 segundos por km,



mandando a Javier la dura tarea de organizar la lucha por detrás, subiendo y bajando gente, haciendo la goma y de liebre cuando fuera menester. La expresión de su rostro desencajado al doblar la segunda vuelta lo decía todo.



Mientras tanto, Santi y Nacho seguían a rajatabla las instrucciones recibidas, y aprovechándose del trabajo de zapa de Javier, iniciaron la tercera vuelta remontando posiciones de forma destacada.



Bajo el luminoso, Marcos firma un glorioso tercer puesto. Daniel se mete casi en la lucha por los cajones, augurando próximos metales. Santiago rebaja en 5 minutos su mejor marca. Javier es elegido el mejor gregario de la prueba y Nacho, gracias a un revolucionario sistema de adaptación precarrera, le mete otra dentellada de 5:00 minutos a su anterior crono de Vig-Bay, (además de relegar a su viejo rival, el Sr. Severino, a la última plaza).


Como colofón, y en un gesto muy característico de este selecto grupo humano, los baobabs, decidieron donar los trofeos y los premios en metálico a Marcos, muy necesitado de cambiar sus desgastadas zapatillas, fruto de las derrapadas que se mete en los pasos por curva.

En declaraciones al final de la carrera el Presidente olívico manifestó: "En principio partía con dos opciones a pelear por los metales: Marcos y Nacho. Nacho había hecho unas modificaciones revolucionarias en su precarrera consistente básicamente en levantarse a tomar unos espaguetis a las 4 de la mañana y dormir con la camiseta con la que iba a correr (y con la que tomó los espaguetis). Sin embargo, al poco de comenzar la carrera, incomprensiblemente, medio pelotón ya conocía el preparatorio de Nacho y me vi obligado a dejar sólo a Marcos delante, mandando a Nacho a la retaguardia a marcar al peligroso Sr. Severino".


Javier comentó ante los micrófonos al cruzar la línea: "Fue muy duro. Yo iba bien hasta que al doblar la segunda vuelta un corredor me dijo que había oído por el pelotón que alguien se había levantado a las cuatro a tomar espaguetis a la boloñesa. Comencé a ponerme malo sólo de pensarlo. A partir de ahí mi carrera fue un calvario", sentenció el oleirense.


Santi declaró ante las cámaras que había sabido de la estrategia por el propio Nacho antes de comenzar la carrera. "Incluso me enseñó la camiseta con la que había dormido manchada de salsa boloñesa", sentenció el de Pucela. "En torno al kilómetro 3 -continuó el del río Pisuerga- oí como Nacho le contaba a un nutrido grupo de corredores que se había levantado a las cuatro a tomar espaguetis pero que su Presidente no le dejaba correr con una camiseta con restos de salsa boloñesa. Entendí esto como una señal de Nacho para que me distanciara aprovechando que tenía entretenida a toda la retaguardia de la carrera, y así lo hice".


El protagonista de la anécdota, Nacho, aclaraba: "Realmente no me comí todo el plato de espaguetis, pues la mitad se me cayó en la camiseta. ¿Que cómo todo el pelotón sabía de mi estrategia previa a la carrera? No lo se. La gente me tiene por un hombre discreto y de pocas palabras. Sí, acaso, se me escapó algún comentario que le pude hacer al Sr. Severino, mi principal rival en la carrera, pero por lo bajini". Este Sr. Severino es un peligroso "local runner", muy experimentado y perfecto conocedor del recorrido. No en vano regentó una pastelería en Villagarcía hasta el día de su jubilación en 1964. "Al final lo relegué a la última plaza disipando las dudas que algunos medios tenían sobre mi estado de forma", concluyó Locomotora López.


Marcos agradeció la generosidad del colectivo. Aunque en un principio se negó a aceptar los premios en metálico, sólo cedió ante la insistencia de los baobabs y por no hacerles un feo.


Al final, alegría baobab, yéndose cada uno por donde había venido, pudiendo disfrutar Javier y Nacho, como dos buenos amigos, sólos en el pequeño receptáculo del coche, de las dos horas que les faltaba para llegar a casa con el desglose y anécdotas de la carrera. Este momento baobab fue calificado por Javier como el equivalente a dos medias maratones, bonita metáfora de la agradable tertulia que mantuvieron durante el trayecto.

Reseñar, por último, que el equipo que mandó baobab a Villagarcía bajó en el cómputo global de todos sus miembros en 7:00 minutos el tiempo de la Vig-Bay.


¿Dónde están los límites de esta gente?. Hoy nadie los conoce.



Buenos dias.

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