Los Baobabs compiten en casa
En esta ocasión los baobab no han tenido que desplazarse para exhibirse, pues la carrera se ha desarrollado en un precioso circuito urbano en la ciudad de La Coruña.
Si 10 eran los kilómetros, de 10 ha sido la organización del evento, dirigida por el apreciado socio baobab Marcos, que, lamentablemente prefirió no participar en la carrera para atender debidamente la gestión de la prueba.
Aun tratándose de una competición "en casa", Nacho López no pudo por menos que hacer de anfitrión de sus propios compañeros atletas mostrando esplendidos rincones de la ciudad durante el calentamiento, haciendo parada obligatoria en los elitistas urinarios públicos de los jardines de Méndez Núñez; según él, destacadisimo ejemplo de la arquitectura urinaria coruñesa del siglo XX. "Podemos calificar estos urinarios como la bella desconocida de nuestra ciudad", comentaba a la vez que invitaba a los babobabs a penetrar en sus elegantes instalaciones.
Entrando más de lleno en la participación, se han producido relevantes novedades: La primera la de Alberto Carreira, que haciendo honor a su linaje se metió en el selecto pelotón de los "cuarenta y cinco minutos".
La segunda, la incorporación a la prueba alevín de Carlotita Luaces, de 11 años, hija de este modesto cronista, que desarrolló su primera carrera con la misma raza y pundonor que corretea por sus vasos sanguíneos. Pena que debido a los inmutables principios que amparan los estatutos baobab, no sea posible su incorporación a la sociedad.
Aprovecho esta circunstancia para hacer un llamamiento a los socios del Club Baobab, a efectos de que animen a su prole a seguir el ejemplo de Carlota. Y a aquellos socios solteros que no duden en colaborar cuanto antes a traer más atletas al mundo, para lo cual recomiendo que elijan madres magrebies o kenianas, cuyas estadísticas son magníficas.
La nota negativa la dio nuestro Presidente, Daniel, con su ausencia, alegando que coincidía la carrera con el cumpleaños de su madre. Pueril justificación para quienes sabemos que las señoras, a partir de una edad, dejan de cumplir años.
Críticas aparte, su ausencia añadida a la de Marcos (dos firmes apuestas para subir al cajón) generó cierto desconcierto en las filas baobab. Nuestra tercera gran baza, Nacho López, tenía dudas sobre el comportamiento de su gemelo derecho. Durante el calentamiento, huérfanos de estratega, los babobab decidieron que Nacho nuevamente se quedaría en la belicosa popa del pelotón, máxime cuando un grupo de socios del Casino, concretamente los que juegan la partida a las cinco de la tarde, habían juntado una pequeña armada de atletas encabezada por el benjamín de todos ellos, el Sr. Crescencio, con dilatada experiencia en carreras pedestres, (no en vano formó parte del tambor de regulares que asaltó a la carrera el monté de el Gurugú, a las órdenes de un jovencísimo Millán Astray).
Arrancó la carrera no exenta de incertidumbre, y tuvo que ser nuevamente Javier Carral, el Jabalí de Sada, el que arremetiera con furia los primeros kilómetros, rompiendo la carrera y generando espacios, a la vez que desconcierto, en el pelotón. El propio Mohamed Nosecuantitos, a la sazón ganador del criterium, mostró síntomas de pánico al sentir cómo alguien descoyuntaba la carrera a escasos metros de su espalda.
Esta situación sirvió para que Alberto Carreira, Nachete Alonso y Santi Luaces, comenzaran a tomar posiciones de relevancia. La marea baobab fluía hacia la cabeza del pelotón. Mientras tanto, atrás, Nacho López peleaba a cuchilladas cada metro de asfalto, sólo, ante el bien armado equipo del Casino. Nuevamente, Nacho escribió otra página de oro de nuestra institución. Su desgaste le llevó a un trastorno neurológico, que se reflejaba en que mientras corría balbuceaba. "¡estoy adelantando gente, estoy adelantando gente!", cuando lo que realmente estaba adelantando era al público que miraba complacido su esfuerzo; tal y como dolorosamente y con lágrimas en los ojos le hizo ver al final de la carrera Javier Carral, su gran amigo. El cronista fue testigo de este momento en el acto de toma de cervezas y puedo decir con orgullo que cuando Javier le reveló a un atónito Nacho las circunstancias de su espejismo deportivo también se me humedecieron los ojos. "Sin embargo- espetó Nacho- estoy seguro de haber adelantado a una señora de negro en los jardines de Méndez Núñez". Javier y el que suscribe preferimos mordernos la lengua antes de hacerle ver que, esa señora era la estatua de Dª Emilia Pardo Bazán, a la que es fácil adelantar, no ya porque se trate de un monumento inerte, sino porque está sentada.
En resumen, Alberto Carreira se convirtió en la agradable sorpresa de la carrera, quedándose a muy pocos kilómetros del ganador, Mohamed Nosequé. Puede estar contento Alberto a pesar de haberse quedado con la miel en los labios (en un gigantesco detalle baobab y ante la precariedad económica de la organización, Alberto prefirió no coger su chip, para que pudiera ser aprovechado por algún atleta necesitado, por lo que su tiempo es oficioso). Nacho Alonso y Santi Luaces, como siempre, mejorando sus cronos hasta los 45 y 48 minutos respectivamente. "Que estos dos den la sorpresa ha dejado de ser sorpresa", comentaba un acreditado miembro del pelotón. Javier Carral, extenuado, se quedó a las puertas de los 49. Y Nacho nuevamente lideró el grupo postrero, quizás el más competido por veteranía y experiencia, generando desánimo y frustración en el grupo del Casino. Otro año será.
El público, entendido y muy exigente, se mostró parco en aplausos, no queriendo reconocer la extraordinaria carrera de los baobabs. Lógico, pues éstos con sus éxitos han malacostumbrado a los coruñeses.
Al acabar la carrera se procedió al acto de toma de cerveza (y alguna coca cola) en un local cercano. Los tres baobabs asistentes, imbuidos por su espíritu franciscano despreciando todo bien material, no llevaban dinero, con lo cual Carlotita Luaces tuvo que pagar la cuenta con cargo a su propina semanal.
Poco precio por compartir una de las ceremonias de mayor tradición del atletismo coruñés.
Buenos días.
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